Skip to content

EL EFECTO DE LAS EXPECTATIVAS EN LA ECONOMÍA REAL

¿Cuán importantes son las expectativas de los agentes económicos para una economía?¿cómo se relaciona éstas con el sector real de la economía de un país?. Las respuestas se pueden orientar en dos sentidos. Se debe entender que por economía real se refiere a la producción, la distribución o el comercio y consumo de bienes y servicios en un país.

Previo a ello, deben entenderse que las expectativas, son la posibilidad razonable de que algo suceda, aspecto que bajo una concepción de la Neurociencia, se llaman expectativas positivas cuando lo que esperas es algo que te hará sentir mejor, lo que para el cerebro es una recompensa. Son emociones que se van retroalimentando unas a otras y cada vez te sentirás mejor. Y de las expectativas negativas es lo contrario, con la diferencia que de ésta última es difícil salir según la Neurociencia. Por ello, mantener las expectativas puede mantener un conjunto de bienestar en la persona si están bien dirigidas. (Estanislao Bachrach. “En Cambio”. 2014. SUDAMERICANA. Argentina). En conclusión, las expectativas en definitiva es el resultado de las experiencias previas, las predicciones para interpretar la información que te llega desde afuera.

De una manera similar, bajo un concepto desde la literatura económica, las expectativas racionales se forman sobre la base de toda la información que dispone el individuo para fijar una posición. En consecuencia, las expectativas que fijen los individuos hacen tomar posición, una actitud y un comportamiento en todo el ámbito de su vida, aspecto que involucra lo social y lo económico.

Ahora con relación al efecto y su relación con el sector real de la economía de un país, por un lado podemos decir que los cambios bruscos en el sector real (crecimiento del Producto Interno Bruto), afectan las expectativas de los consumidores. Menos claro está, en cambio, el efecto que pueden tener cambios más moderados. En general, cuando la mayoría de los individuos desconocen la evolución de los indicadores económicos más importantes, es discutible cuáles pueden ser los efectos sobre las expectativas. Algunos estudios señalan que en buena medida estos efectos dependen del tipo de cobertura y del tratamiento de la noticia que realicen los medios de comunicación.  

Por otra parte, también el comportamiento de los consumidores incide sobre el sector real. Las múltiples decisiones que los individuos toman a diario en inversiones, ahorro y/o gasto (que conjuntamente componen el sector real), están influenciadas de manera importante por sus expectativas económicas. La decisión de un consumidor de efectuar un gasto o esperar algún tiempo más, o la del especulador financiero que decida sus inversiones, dependen –entre otros factores-de cómo perciban la economía y fundamentalmente cómo evolucionará  está en el futuro.

Las expectativas económicas favorables tendrán un efecto importante en la generación de empleo, a través de la reacción dinámica de las empresas o unidades económicas donde requieran mano de obra adicional, si sólo sí, perciben que la situación económica mejorará. Por lo tanto, concluir que el sector real es afectado por las expectativas económicas es una realidad. Siendo así, ¿la mejora de las expectativas económicas pueden incidir sobre un mejor desempeño económico?, a la inversa, si la economía real mejora,  ¿pueden mejorar las expectativas económicas?. La respuesta es afirmativa. Entonces, se debe tener mucho cuidado con la información que se difunde, misma que debe ser responsable.

El desempeño económico podría decirse que descansa sobre dos variables: expectativas económicas y conflictividad. Bajos niveles de conflictividad formarán un escenario favorable para el inicio de mejores desempeños económicos, públicos y privados.

Las expectativas económicas fundamentalmente determinan la confianza para invertir y están en función de la orientación que pueda dar un Gobierno.

Generar un escenario de baja conflictividad, sin duda mejorará las expectativas económicas cuya consecuencia directa serán los incrementos de la inversión pública, privada y extranjera.

Por otra parte, la conflictividad política y social que los agentes económicos pueden avizorar, sin duda modificará las expectativas e incidirá en el desempeño de la economía de un país. En este contexto, un escenario de conflictos se desarrollará en el intento de un Gobierno por ejecutar su política y otra, por sectores radicalizados que platean que sus demandan sean atendidas, presionando a través de huelgas, manifestaciones y desobediencia civil.

Por lo expuesto, el contexto plantea al menos dos opciones de acción:

primero, “un escenario optimista”, “la economía está  desacelerando, pero vamos bien, y al final mejor”  y bajo niveles de conflictividad, lo que supone la capacidad de una negociación estratégica entre las partes. En este caso, se esperaría un adecuado manejo de las finanzas públicas, un crecimiento económico expectable. En estas circunstancias, se tendría que dar señales contundentes respecto a un adecuado manejo fiscal, pronósticos de crecimiento económicos favorables y desarrollo de un ambiente adecuado a las inversiones privadas para ir así en pos de una senda hacia una mayor dinámica económica, que significaría fundamentalmente un menor desempleo.

Un segundo escenario, el pesimista, con su máxima “la economía está desacelerando y estaremos peor”. Ello simplemente, limitará las expectativas de todos los agentes económicos. Por tanto, el resurgimiento de conflictos será una amenaza real, así como entrar en una mecánica de mayor deterioro de las expectativas de los agentes económicos que restringirán su accionar de gasto, ahorro e inversión, lo que repercutirá indirectamente en las finanzas públicas para posteriormente generar un periodo de contracción económica y mayor desempleo, y esperar un crecimiento expectable será una ilusión.

En este marco, las expectativas de los agentes económicos son importantes y no deben ser dañadas, si no podría revertir la tendencia actual y natural de la economía de un país. Para el caso de nuestro país, sin duda, se genera oportunidades y desafíos para el Gobierno, cuya creatividad es hoy cuando debe mostrarse. La visión y tan esperada senda del crecimiento continuo y desarrollo económico que se busca y al cual se quiere llegar, se inicia y fundamenta en un cambio de expectativas positivas, pero no del Gobierno, sino en la capacidad que tenga éste para poder transmitir a los agentes económicos de que las cosas irán mejor.

Las inacertadas  declaraciones que pueda hacer el Gobierno, desde cualquier cartera de Estado, siempre serán sujeto de inventario por parte de los agente económicos, quienes sí tienen una máxima “esto es lo que creo….….”, que al final afectarán en el ambiente económico de un país, donde están los verdaderos gestores del crecimiento y desarrollo.

Finalmente, un Gobierno que se centre en exhibir la mayor cantidad de señales objetivas de optimismo en el menor tiempo posible, tendrá mas grados de libertad en su gobernabilidad que aquel haga lo contrario. (*) Es Especialista en Macroeconomía Aplicada.